Tras descubrirse el Cartel Oficial para la Semana Santa de Vélez-Málaga de 2025 este domingo en la Iglesia de San Juan Bautista, José Alberto Ortiz Carmona, responsable de hacer una semblanza del autor, Francisco Javier Santacruz Rodríguez, continuaba con una reseña de la obra:
Pues aquí está nuestro cartel; aquí el “grito” de los cofrades veleños anunciando al mundo que la larga espera llega a su fin, que los días del gozo están próximos. Aquí la obra que nos prepara para todo un aluvión de cultos, de actos, de carteles y pregones, de reuniones, de repartos, de tallas de horquillería, de ensayos, de reencuentros… Aquí el mensaje de todo un colectivo que, unido en una sinfonía de colores sobre un lienzo, alza la voz y reivindica lo que es suyo por derecho propio, porque Vélez es, por encima de todo y le pese a quien le pese, cofrade.
Una obra plenamente reconocible, un Francisco Santacruz que, con su particular estilo y su inconfundible huella artística, plasma en este cartel su profunda devoción por Vélez y su Semana Santa. Cada trazo y cada color reflejan la pasión y el compromiso con la tradición cofrade, convirtiendo esta pieza en una auténtica oda a su ciudad, a sus costumbres, a su gente y a toda una vida al servicio de sus cofradías.
Realizada en óleo sobre lienzo, con esa estética tan particular donde se funde y seconfunde el diseño ornamental con una pintura casi naif,la obra se muestra estructurada de manera equilibrada y vertical.
Como vemos, el cartel tiene como figura central a la Santísima Virgen de la Salud, la última Dolorosa en incorporarse a la Semana Santa veleña. Su elección como protagonista del cartel no es fruto del azar, puesto que toda la obra tiene como motivo principal la acogida que le han brindado tanto la ciudad, como la Agrupación y todas las cofradías veleñas.Y para ello, el autor ha dispuesto toda una serie de elementos simbólicos que circundan a la imagen de la Virgen y que establecen un claro diálogo entre sí, como poco a poco iremos desgranando.
La Virgen que gubiase Darío Fernándezse nos muestra ataviada conmanto y saya azul, así como con un sencillo tocado que resalta su grandísima personalidad propia. En su cabeza luce una diadema plateada, diseñada por el propio Francisco Santacruz y regalada por la Agrupación de Cofradías, como símbolo de su incorporación a la Semana Santa de Vélez. El autor la ha despojado de cualquier elemento decorativo que la embellezca y la adorne, portando únicamente en sus manos una corona de espinas. Ésta se sitúa en el epicentro visual del cartel, reforzando su papel como símbolo principal de la composición. Este detalle, cargado de significado, sitúa a la Cofradía del Coronado de Espinas como la verdadera protagonista del cartel, al centrar en el cuadro la presencia de sus dos titulares: el Cristo Coronado de Espinas, representado a través de la corona, y la Virgen de la Salud, quien la sostiene con devoción y ternura.
Uno de los elementos más significativos del cartel lo encontramos en la parte baja del mismo. Ahí podemos ver cómo la silueta de la ciudad se funde con los bordados de la saya. Este detalle no es baladí, pues representa la idea de que la Virgen de la Salud ha dejado de pertenecer únicamente a su autor y se ha convertido, desde el pasado 19 de octubre, en una veleña más, simbolizando que tras la llegada de la imagen a Vélez la ciudad la arropa y la hace suya.
A ambos lados de la Virgen se alzan dos columnas barrocas doradas que enmarcan la composición. Una vez más, Francisco Santacruz da buena muestra de su enorme capacidad a la hora de crear toda una fantasía ornamental, y es que al añadir estos elementos conjuga a la perfección lo pictórico del cartel con elementos decorativos más propios del diseño de las orlas de culto o de los mosaicos.
Volviendo a las columnas, en las cartelas superiores se encuentran el escudo de la Agrupación de Cofradíasa la izquierda y e lde la Ciudad de Vélez-Málaga a la derecha, que hacen alusión a la unión entre la ciudad, sus cofradías y la Semana Santa. En la parte superior de las columnas, aparecen elementos claramente pasionistas: una palma, representando el Domingo de Ramos, y una cruz de orfebrería, en alusión al Domingo de Resurrección, los dos grandes momentos que marcan el inicio y el final de la Semana Santa. En las cartelas de los basamentos, los símbolos del Alfa y la Omega refuerzan esta idea, aludiendo al principio y al fin, no solo de la Semana Santa, sino también de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Sobre estos basamentos se sitúan dos penitentes, que no nazarenos, figuras representativas de la devoción y la tradición de la Semana Santa veleña. A la izquierda,el penitente de los Desamparados sostiene un guion con el escudo de la Cofradía del Coronado de Espinas. A la derecha, vestido con los colores de la Humildad,el otro penitente porta el estandarte que la Cofradía procesiona cada Martes Santo .Estos elementos, al igual que las columnas, aportan un equilibrio visual y una carga simbólica profunda, conectando las distintas facetas de la Semana Santa. Los penitentes, con su presencia simbólica a ambos lados de la imagen, vienen a reforzar la idea principal, la acogida que le han brindadotodas las cofradías de la Ciudad a laSantísima Virgen de la Salud, al igual que en su día lo hicieron con la incorporación de esta querida Cofradía a la Semana Santa.
El fondo de este cartel, teñido de un intenso morado, no es solo un complemento visual, sino que lleva consigo toda una carga simbólica profunda que se relaciona directamente con la esencia de nuestra Semana Santa. Este color, asociado tradicionalmente con la penitencia, evoca la solemnidad y el sacrificio. Además, no podemos olvidar que el morado es un vínculo con la devoción y la espiritualidad, lograndoenvolver toda la obra en una atmósfera profundamente significativa. Este tono, además, no está escogido al azar, pues el color buganvilla es una alusión directa a los terciopelos de las antiguas túnicas bordadas de Jesús “el Pobre” y del Señor de la Humildad, que siguen hoy día siendo un símbolo vivo de nuestra tradición. Así, el arte de su pintura se fusiona con el alma y las raíces de nuestra Semana Santa.
La tipografía del cartel se presenta como un diálogo entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad. En la parte superior, se ha utilizado una letra de estilo barroco, evocando la riqueza histórica y la solemne majestuosidad de la Semana Santa, con sus formas ornamentadas que remiten a los siglos pasados. Un detalle especial lo encontramos en la ‘T’ de la palabra “Santa”, cuya forma ha sido cuidadosamente diseñada para representar el abrazo de San Francisco y Cristo, tal como lo plasmó Murillo en su famoso cuadro. Esta representación nos lleva a la profunda importancia que la Orden Franciscana ha tenido en la ciudad a lo largo de los siglos, especialmente en lo que respecta a nuestra Semana Santa. En contraste, el nombre de nuestra ciudad, ‘Vélez-Málaga’, se dispone en la parte inferior con una tipografía más moderna y minimalista, de líneas limpias y actuales. Esta dicotomía visual no solo resalta la dualidad de nuestra tradición, sino que también refleja el paso del tiempo y los cambios que han marcado tanto a la fiesta como a la ciudad, simbolizando cómo, a pesar de todo, la esencia de la Semana Santa sigue perviviendo y encontrando su lugar en la modernidad de Vélez-Málaga.
Y ahora que ya está la obra descrita… ¿recuerdan esos seis días? ¿Recuerdan las seis historias? Pues ahí se muestran reflejadas en una obra que es una proyección de la vida y de la historia de Francisco Santacruz. La palma en alusión al Domingo del Ramos y su primera vez como penitente. La cruz del Señor de la Resurrección donde comenzó a darse cuenta de que las cofradías no eran un juego. El penitente de los Desamparados en recuerdo de aquellas veces que acompañó a la Virgen Niña del Barrio de la Villa. El que aparece vestido de la Humildad representa su alfa y su omega, su principio y su fin, la Cofradía de su vida. Arriba, en la tipografía, la letra T muestraa San Francisco abrazando a Cristo, representado de igual forma que en el frontal del trono María Stma. de la Caridad, a quien el artistase encuentra profundamente ligado. Y como protagonistas absolutos de todo la Cofradía del Coronado de Espinas con la Virgen de la Salud como epicentro de la obra, pero también con el estandarte del Señor que, como todos saben, diseñó en su día. Seis días, seis cofradías, seis elementos… toda una vida. Aquí está su obra más personal, la proyección más rotunda del yo poético de nuestro autor.
A partir de ahora cuando miremos esta obra, no solo veremos una imagen; veremos un testimonio. Un testimonio de fe, de recuerdos, de vivencias que han marcado al autor y a todo un pueblo. Porque esta obra no es solo el resultado de un pincel, sino el reflejo de lo que vive en el corazón de cada cofrade veleño. A través de estos seis días, de estas seis historias, Francisco Santacruz nos ha dado una visión única, una mirada sincera a su alma, a su compromiso con la ciudad y su Semana Santa. Porque según sus propias palabras, ser artista no es sólo saber pintar. Ser artista es tocar el sentimiento de un pueblo. De esta manera, con cada trazo Francisco nos invita a recordar, a sentir y a vivir la pasión que nos une. Así, este cartel se convierte no solo en la representación de un momento, sino en un legado que, con orgullo, transmitimos a las futuras generaciones.
Porque la Semana Santa de Vélez, como la obra que ahora tenemos ante nosotros, es eterna, como lo es la fe que, año tras año, vuelve a renacer en cada uno de nosotros. Y es precisamente en ese eterno renacer donde encontramos el verdadero significado de nuestra tradición, que se perpetúa con cada nuevo cartel que la anuncia.
Porque no hay Semana Santa sin un Cartel.
De un veleño que siente su tierra, sus tradiciones y su esencia.
De un cofrade para un pueblo cofrade.
De Vélez para Vélez.
Muchas gracias.